Jugando a...

domingo, 5 de abril de 2009

Blackthorne

Esta semana voy a comentar un juego que estuvo, literalmente, años en la lista de espera. Uno de esos juegos que los ojeas para ver qué tal, te atraen y dices “algún día lo voy a jugar”… Y el tiempo pasa y nunca lo hiciste.

Esto me pasó con el Blackthorne. Un juego que me llamó la atención la primera vez que lo vi, y que lo jugué mucho tiempo después.


Blackthorne salió para el Super NES en el año 1994, cambiando su nombre en Europa a Blackhawk, de la mano de Blizzard Entertainment, y distribuído por Interplay. Este juego pertenece al curioso género llamado “Pataforma Cinemática” (Cinematic Plataformer), que se caracteriza por los movimientos más reales de los personajes y la necesidad de estar todo el tiempo midiendo cada paso que se da. El título más famoso y que comenzó con este sub-género de las plataformas fue Prince of Persia, y otro ejemplo, ya comentado en el blog, es Nosferatu.


La historia de Blackthorne se lleva a cabo en el planeta Tul, gobernado por Thoros, quien debe elegir a uno de sus dos hijos como próximo gobernante, lo que le parece imposible. Por lo que se dirige al desierto y se suicida, dejando en los hermanos la decisión.

El cuerpo de Thoros se convierte en dos piedras: la de la luz, y la de la oscuridad, y se la da a cada uno de sus hijos, para que ellos gobiernen cada uno de esos sub-mundos.

Androth, el amo de la luz, respeta los poderes de su Piedra de Luz, mientras que Ka’dra’suul no, utilizando la Piedra de Oscuridad para crear el caos, tomando el poder un tal Sarlac, quien forma y dirige un ejército contra Androth.

Consciente de esto, el gobernante de Androth, el Rey Vlaros, con ayuda de la hechicera Galadril (que nada tiene que ver con la de Tolkien), envía a su hijo Kyle a la Tierra, para que salve su vida, llevándose consigo la Roca de la Luz.

Veinte años después de esto, con un Kyle ya crecidito y convertido en un reconocido militar, es contactado por Galadril, quien le dice que es hora de volver a Tuul y salvar el pueblo.

Así comienza el juego, una travesía donde nos toparemos con ogros, golems y otras criaturas siniestras, y veremos a varios humanos siendo esclavizados.


Gráficamente es un juego excelentemente ambientado en lugares siniestros y oscuros. Las escenas se dividen en fases que, a pesar de estar muy bien diseñadas, pueden llegar a caer en la monotonía. Las fases son diecisiete, divididas en cuatro áreas: las minas de Androth, los bosques Karrellian (también conocida como los pantanos), el desierto de Wasteland, y el Palacio de las Sombras, hogar de Sarlac. Las distintas escenas son muy diferentes entre sí, y están excelentemente diseñadas. Quizás, algo que se podría considerar regular en este juego es el exceso de oscuridad. De hecho, a la hora de sacar las fotos para que ilustren este review, tuve que subirles el brillo para que se pudieran apreciar mejor.

La música de este juego es genial. En mi opinión, la música de un juego es uno de los factores determinantes para decir si es un juego bueno o malo. Blackthorne, por suerte, le es fiel a la calidad gráfica y posee una música acorde a la historia y al ambiente.

La jugabilidad ya fue comentada con anterioridad. Quienes hayan jugado al Prince of Persia alguna vez, o los que hayan leído el comentario de Nosferatu, entenderán a la perfección cómo se desarrolla la acción en este juego. Kyle podrá saltar, correr, agacharse, y hasta cubrirse de los disparos enemigos. Los movimientos son bastante básicos. Nuestro personaje también podrá dispara hacia atrás, con un movimiento poco útil, aunque bastante original y vistoso.

Las escenas son generalmente enormes, y tienen muchísimos lugares donde buscar y revolver. Algunas tienen paredes falsas o puertas escondidas, donde podrán encontrar ciertos objetos, los cuales no escasean para nada. Un par de tirones de orejas para este juego son la poca dificultad, y la abundancia de objetos. Encontraremos pociones por doquier, lo que hace que sea más probable morir por un error del jugador (como caer de un precipicio) que morir a manos de algún enemigo.

Los enemigos no varían, pero van cambiando a medida que avanzamos. Las escenas son algo laberínticas, auténticos puzzles, donde deberán buscar llaves, bombas y otros objetos para poder desplazarse. Los objetos pueden estar tirados por el piso, o pueden estar custodiados por los enemigos.


El título cuenta con adaptaciones a otros sistemas de la época y alguno de los actuales. Salió para DOS (el original), tendiendo una adaptación a la misma vez para Super NES, en 1994; en 1995 salió para Sega 32X (que visualmente es el mejor de todos, y contiene una nueva área llamada “Montañas Nevadas”); para Mac en 1996 y para GameBoy Advance en 2003, siendo esta la peor de las versiones por el uso de los colores, como muestra la foto.


Otras versiones de Blackthorne. De arriba a abajo: DOS, Sega 32x y GameBoy Advance


Sumado a la excelente jugabilidad, la buena música y el gran diseño de los gráficos, está el final. Este juego tiene un final abierto que, a pesar de no ser gran cosa, hace que valga la pena terminar el juego,

Todos estos detalles hacen de Blackthorne una gran opción para pasarse en los días libres. Es un juego bastante adictivo y con la cantidad de escenas suficientes como para no aburrir, aunque resulte bastante fácil. Nota personal: 8.9


Dentro de una semana se cumple el primer aniversario del blog. Y con él llega un juego de NES bastante especial que muy probablemente conozcan y les traiga gratos recuerdos a casi todos... Pero en su versión japonesa.

1 comentario:

  1. Excelente análisis, es una pena que la versión de Game Boy Advance la hayan hecho tan colorida XD, la hubieran llamado Clearthorne XD, pero en si el juego es excelente.

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